San Quentin conmemora Día de los Veteranos
on December 7, 2013
Era temprano por la mañana el lunes – la neblina se levantaba en el aire salado y el lloriqueo de las gaviotas hacían eco sobre las olas estrellándose en la pedregosa playa. Dos nutrias de mar dándose volteretas entre el agua como a veinte pies de la orilla. No obstante, a doscientas yardas de este escenario ideal, 4,186 hombres viven detrás de alambre punzo-cortante, paredes de cemento y barras de acero.
Aproximadamente, 450 de estos hombres son veteranos de las guerras de Estados Unidos.
El lunes, la Prisión San Quentin celebró el Día de los Veteranos. El ambiente en la yarda era solemne mientras reclusos se pararon en un pequeño entarimado para recitar los nombres de los caídos. Pero, la atmósfera también se sintió festiva; para muchos de estos hombres, la ocasión fue un descanso a la rutina de la vida del penal y una oportunidad para enmiscluirse y socializar con invitados de afuera de las paredes de la prisión.
El lunes fue la segunda celebración anual del Día para recordar a los Veteranos iniciada por un grupo de la prisión llamado Veteranos Sanando Veteranos (Veterans Healing Veterans). Este programa ofrece algo de esperanza de que los veteranos encarcelados puedan ayudar a aquellos batallando para recuperarse del combate fuera de las paredes. Y reclusos con raíces en Richmond están poniendo los mismos principios en práctica ayudando esos veteranos civiles de los combates de la vida diaria con crimen urbano y pobreza.
Ron Self, el fundador de Veteranos Sanando Veteranos, aun se mira idéntico como el marino que una vez el fue. Bien por encima de los seis pies de alto con cabello cuidadosamente recortado y anteojos para el sol obscuros, Self se conduce con tal autoridad que es fácil no notar el uniforme azul de prisión que el porta como un recluso. Self sirvió en la Guerra del Golfo y “en casi en cada conflicto entre el ‘87- ‘96.”
Self fundó el grupo porque estaba preocupado sobre del alto índice de suicidios entre veteranos. Hace dos años, cuando comenzó Veteranos Sanando Veteranos, 18 veteranos por día se estaban matando, hoy ese número ha brincado a 24 por día. Self indicó que más veteranos cometen suicidio cada año que los que mueren en combate.
Mientras Self hablaba, la letanía de nombres continuaba en el fondo, recalcando sus palabras. Los reclusos recitaron no solo el nombre de cada veterano muerto en acción militar; ellos también leyeron el nombre de cada veterano quien se quitó su propia vida.
Pero Self, notó algo más: el índice de suicidio entre veteranos encarcelados es en realidad bastante bajo. “Hombres en prisión son forzados a parar y mirarse al espejo y tratar con problemas del pasado,” dijo.
Así, Self comenzó un programa en el cual veteranos más viejos en prisión pueden ayudarse entre ellos y veteranos fuera de prisión para asimilar su desorden del estrés post- traumático. El objetivo del grupo es el reducir los números de veteranos que cometen suicidio y aquellos que entran a prisión.
“Aquí ellos están encarcelados, encerrados lejos del resto del mundo después de haber defendido nuestro país y haber atravesado los horrores y los traumas de la guerra,” dijo la capellán Susan Shannon, quien asiste a la reunión una vez por mes. “Sus intenciones no son enfurruñarse o sentir lástima por si mismos o sentirse aislados, sino ayudar a otros.”
Una vez a la semana, cada jueves, veteranos de la comunidad se reúnen con los de adentro para hablar acerca de todo desde servicio militar hasta el abuso infantil. “Qué es lo que se siente mirar a una mujer y a sus tres niños en un carro en un retén, ser demolidos y asesinados y darse cuenta que ellos no eran enemigos de combate. Ellos no tenían ningún IEDs (Aparatos Explosivos Improvisados- Improvised Explosive Devices) en el vehículo. Eran solo una madre y sus tres niños que no sabían lo que hacían. Cuando tú estás al final de la ametralladora calibre 50 que los mató, eso tiene un efecto en ti,” Self dijo.
A través de su historial de terapia – escribiendo y contando sus historias – los miembros del grupo procesan los eventos dolorosos en sus vidas y descubren que ellos no están solos.
Tony Márquez, un veterano de Vietnam quien está cumpliendo una sentencia de vida bajo la ley de los tres strikes, dijo el grupo lo ayudó a tener empatía hacia otros y entendimiento de si mismo. “Esto es triste decirlo, pero yo no me preocupaba mucho por las personas y sus sentimientos.” Márquez encogió los hombros. Con un hueco entre sus dientes su sonrisa era sin humor. Él dijo que ahora entiende a un nivel más profundo que “esto afecta más que solo a tu persona cuando cometes un crimen.”
La currícula de Self tiene relevancia más allá del mundo de los veteranos. Este ha sido adaptado para usarse por el Proyecto Richmond, una organización iniciada por prisioneros de la ciudad de Richmond para ayudar a detener el ciclo de violencia y encarcelación.
“PTSD (Post Traumatic Stress Disorder- Desorden del Estrés Post Traumático) —no solo son veteranos los que lo padecen. Este se ve también en personas de las comunidades urbanas” dijo Vaughn Miles, presidente del Proyecto Richmond. Miles tiene una ancha sonrisa y dientes blancos. Él sonríe fácil, pero su vida está lejos de haber sido fácil. Él describió el abuso en su hogar, cómo sus amigos eran asesinados en las calles, y cómo salió a vivir a las calles a temprana edad.
Gracias a la currícula de Self, Miles ha comenzado a comprender que él, como muchos veteranos, está sufriendo de las heridas sicológicas del trauma. Él mira estos eventos como factores contribuyentes que al final lo llevaron a cometer el crimen del cual el profundamente se arrepiente: asesinato en primer-grado.
“Esto no es excusa,” el dijo de su pasado historial, pero entendiendo la violencia que el ha sufrido en el contexto del PTSD lo ha ayudado aceptar responsabilidad por la violencia que el ha llevado a cabo.
Self señaló que los veteranos tienen mucho en común con prisioneros que han experimentado este tipo de violencia callejera. “Algunas personas dicen ‘tú no puedes comparar reclusos con nuestros honorables veteranos, cuando en realidad sus historias pasadas son casi idénticas.”
“Las calles de Richmond son como una zona de guerra,” Maverick Harrison, otro miembro del Proyecto Richmond, dijo. Cuando tenía 17, el hermano de Harrison fue asesinado. “El era mi recurso principal de cómo ser un hombre.” Harrison cometió un asesinato durante un robo y terminó en prisión a la edad de diecinueve.
Tal como el grupo Veteranos Sanando Veteranos, Miles, Harrison, y cerca de otros veinte hombres del Proyecto Richmond esperan por medio de contar sus historias ellos puedan mantener otros jóvenes fuera de prisión. “Nosotros no queremos que nadie más se someta a lo que nosotros estuvimos,” Harrison dijo.
El tratamiento para el PTSD es relevante para una amplia variedad de traumas – incluyendo encarcelamiento, Self dijo. “El síndrome del encarcelamiento se presenta idéntico al PTSD –se siente igual y se ve igual.”
Muchos de los veteranos invitados de afuera de la prisión expresaron una intensa simpatía por esos de adentro. “Después de mi primer despliegue toda mi vida se desmoronó,” dijo Sean Stevens, oficial para los servicios de los veteranos del Condado de Marin. Stevens está en las reservas y ha servido cuatro viajes en Afganistán. “Mi esposa me dejó. Yo tenía dos hijastros. Todo eso se derrumbó. Yo estaba enojado, molesto, y dolido.”
“Yo te lo digo muchas de las veces al regreso de un veterano, y esta es una línea delgada entre hacer una vuelta a la izquierda e ir a prisión, o hacer una vuelta a la derecha y hacer la cosa correcta. Yo muy fácil pude haber terminado aquí.” Los ojos de Stevens comenzaron a llenarse de lágrimas. “Cuando yo vengo aquí, yo no estoy ayudándoles; ellos están ayudándome también. Así es como eso trabaja.”
Muchos de los otros invitados quienes atendieron al evento del Día de los Veteranos hicieron eco a este mismo tema. “Ellos son personas reales,” dijo Emilio Rojas, uno de los facilitadores para Veteranos Sanando Veteranos. “Ellos son humanos. Yo coincido con estos muchachos. Yo no soy diferente a ellos en nada. Yo solo soy más suertudo.”
Mientras él hablaba, los nombres de los muertos continuaron haciendo eco a través de la yarda.
Traducido por Jorge Heredia
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